El Reverendo retirado Ralph Hardy de White Rock, British Columbia, tomó una fotografía en 1966, imagen en la que él pretendía capturar la belleza de la escalera espiral Tulip en la casa de la Reina, la cual es parte del Museo Nacional Marítimo de Greenwich, Inglaterra. Cuando el reverendo reveló la fotografía descubrió una figura siniestra agarrándose del pasamano con las dos manos para trepar las escaleras. Muchos expertos de fotografías, incluyendo personas de Kodak, examinaron los negativos originales y concluyeron que estos no habían sido alterados. Hoy en día existen rumores de figuras inexplicables que en ocasiones se han visto en la cercanía de las escaleras, también se han escuchado pasos desconocidos sin explicación. La fotografía no es la única evidencia de actividad sobrenatural en la Casa de la Reina, debido a que este edificio de 400 años es conocido por las misteriosas apariciones que lo frecuentan, así como también las extrañas pisadas que se escuchan en la actualidad. Recientemente el asistente de la Galería discutía con dos colegas durante su descanso cuando vio que una de las puertas hacia el Bridge Room, se cerró sola. En un principio creyó que era uno de los pedagogos, pero después vio una mujer flotar por el balcón para después atravesar una pared que dirigía hacia el balcón oeste. Sorprendido y asustado por lo que había visto el asistente tuvo un escalofrío, también se erizo el vello de sus brazos y cuello. De inmediato los asistentes de la galería corrieron al Cuarto de los Regalos de la Reina y buscaron abajo, en el dormitorio de la Reina, y vieron que algo pasó por la antesala traspasando la pared. Al ver esto todos los asistentes se congelaron por el miedo. La mujer usaba un extraño vestido de color blanco grisáceo hecho con crinolina. Otro suceso escalofriante e inexplicable es el canto de coro de niños, también se ha visto la pálida figura de una mujer que limpia frenéticamente la sangre que esta al inicio de las escaleras Tulip. Según la leyenda hace 300 años una sirviente fue lanzada del pasamanos más alto, cayendo 16 metros hacia su muerte. Se dice que el espíritu de la sirvienta cierra puertas con fuerza y en ocasiones ha pellizcado a turistas que visitan el edificio.
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