Manuela Ledo y su hijo, Raúl Zarzoso, residentes en la localidad valenciana de Xirivella, nunca llegaron a imaginar que serían víctimas del misterio. Sin embargo el destino quiso que la vivienda que ocupaban desde hacía varios años se convirtiera de la noche a la mañana en el epicentro de una serie de extraños sucesos que los mantuvo en vilo junto al vecindario entre los días 16 y 19 de junio de 1999.
Xirivella, junio de 1990, en una vivienda comienzan a sucederse multitud de fenómenos paranormales. Tres meses antes el hijo de la familia había realizado la ouija, en el colegio donde estudiaba, junto con otros compañeros, estudiante de ESO de la escuela Antonio Machado de la misma población.
Con autorización del profesor de tecnología, que consideró que no había ningún peligro porque “nada de esto existía”, los chicos tomaron una chapa metálica del taller y le grabaron las letras del abecedario, y con el mismo vaso donde hacían las mezclas de pintura empezaron la sesión. La práctica de este juego peligroso se prolongó durante las horas de recreo de los chicos, donde al principio realizaron muy intentos fallidos, pero fue durante uno de los últimos intentos cuando tres de sus compañeros, Ivan, David y Rafa, se asustar tanto, que fueron apartarse de la Ouija, y sólo quedó Raúl y otra compañero. En aquellos momentos la mesa comenzó a moverse sola diciendo cosas muy extrañas, donde pudieron entender que alguien les decía que se dividiría en cinco partes, hasta que aquella comunicación se cerrara.
A partir de ese día el hogar de Raúl que vivía con su madre Manuela Ledo, se convirtió en un infierno.
Según testigos al principio, sólo se oyeron en la casa de uno de los participantes pequeños golpes, en tabiques, techos y muebles. Posteriormente, los ruidos se hicieron más intensos. Eran fuertes golpes, repetitivos, contundentes y se observaron movimientos de pequeños objetos en las estanterías del salón y de las habitaciones. Incluso los juguetes parecían cobrar vida propia. Se llegaron a materializar gotas de agua, según declararon los residentes.
Actualmente ya no viven en esa casa y ya terminaron los fenómenos.
Una de las entidades que se manifestó llegó a identificarse como Satanás, mientras que otra entidad les amenazaba con quedarse con ellos dividido en cinco partes, hasta que cerraran la comunicación y le dejaran en paz.
En la madrugada del 16 de junio 1999, comenzaron a producirse lo que en parapsicología se denominan raps (golpes de origen desconocido), en las paredes de la habitacion del niño, haciendo temblar las camas y los objetos ubicados en las estanterías.
A la noche siguiente los golpes se hicieron más fuertes, alcanzando el resto de las estancias de la vivienda. Se escuchaba el sonido de unos pasos que parecían venir del piso de arriba, cuando en el piso de arriba no vivía nadie.
Los objetos comenzaron a “tirarse” desde las estanterías, y las cortinas se elevaban como si una corriente de aire las hiciera moverse.
Del techo de la habitación del menor se materializaban gotas de agua, que una vez chocaban contra el suelo desaparecían.
Era la noche del martes al miércoles – recordaba Manuela Ledo – alrededor de las doce y media de la madrugada, cuando unos golpes de una fuerza descomunal, que incluso hicieron temblar las camas y las figuritas de las estanterías, comenzaron a oírse en las paredes de la habitación en donde duerme mi hijo.
A mediados del mes de junio, fenómenos de exagerada violencia se empezaron a notar. Manuela Ledo recordaba los hechos:
“Era la noche del miércoles 16 de junio, hacia las inmediaciones de media noche, cuando unos golpes de fuerza descomunal se dejaron sentir por la casa, parecían centrados en la habitación donde dormía mi hijo, los golpes eran tan intensos que hasta y todo las figuritas de los estantes temblaban”
Se lo expliqué a mis padres – detallaba Raúl-, pero pensaron que estaba demasiado cansado y nervioso, aunque al día siguiente, esta vez a las diez de la noche, la casa parecía que iba a venirse abajo. Cuando me fui a acostar un fuerte golpe sonó en el techo del comedor y de ahí muchos más de forma repetitiva, como si fueran de una maza o algo parecido. Incluso podían oírse pasos por todo el piso que provenían de la vivienda de arriba(…) pero allí no habitaba nadie.
Al día siguiente hacia la misma hora, un fuerte golpe se sintió en las paredes del comedor, acompañados de otros de menor intensidad que se dejaban sentir repartidos por toda la vivienda, pero sólo en la casa en esos momentos se encontraba el su hijo que estaba asustado en el sofá y ella. A la mañana siguiente Manuela Ledo decidió poner los hechos en conocimiento de sus padres , Luis ledo y Manuela Bonet, a una amiga, María Luisa Guerra y a su cuñado Manolo Herrera, que personados la misma noche en casa de Manuela fueron testigos de un espectáculo dantesco. Los golpes que se sentían eran tan fuertes que incluso llegaban a desplazar las persianas de sus guías. Lo más impresionante de todo fue cuando los juguetes del joven Raúl salían disparadas de los estantes sin que nadie las tocara, las cortinas se movían solas, y varios objetos del baño caían al suelo.
Manolo Herrera recordaba alguno de los fenómenos como sigue, según relata en Casas encantadas: Cuando el misterio cobra forma :
“Parecían como si corrieran por el piso de arriba, incluso los extraños golpes llegaron a desplazarse hasta las persianas de la casa, ocasionando diversos destrozos en el mecanismo de las mismas. Lo más asombroso que recuerdo fue que los juguetes de mi sobrino saltaban de las estanterías por sí solos, y las cortinas se elevaban sin que hubiera corriente alguna producida por puertas o ventanas abiertas. Incluso las toallas del baño y otros objetos del mismo caían al suelo sin que nadie lo tocase.
Días más tarde, del techo de la habitacion del adolescente empezaron a caer una especie de gotas de agua que tras impactar contra el suelo desaparecían. No había manchas de humedad en las paredes y tampoco existía tubería alguna que pudiera ser el origen”.
Al final la madre del menor recurrió a las fuerzas de seguridad , haciendo partícipe de los extraños fenómenos que allí se producían a dos miembros de la policía local, los cuales presenciaron in situ la virulencia de los raps, y como después reflejaría el parte de intervención desconociendo el origen de los mismos, por lo que y según estos se trataba de un hecho desconcertante.
La situación llegó a ser insostenible y el 19 de junio de 1999 tuvieron que llamar a una patrulla de la policía local de Xirivella, quien constató toda esta fenomenología.
Xirivella, el 19 de junio de 1999, a las 4:50 de la madrugada, del informe policial Referencia 164/99, rubricado por los agentes Z-104 y 706, se desprende que dos policías acuden por un episodio de golpes desconcertantes en la habitación de un niño, mientras el resto de la familia se encontraba en otra habitación. Se oían también golpes fuertes de persianas, y del techo se desprendían unas gotas de agua y humedad, conocidas en parapsicología como aportes, además de pasos en el piso de arriba que estaba deshabitado.
El informe de la Policía Local, al que tuvo ACCESO el investigador Francisco Contreras, reza:
Ayuntamiento de Xirivella
Dirección de la Policía Local
Parte de Intervención
“cuando los policías que suscriben patrullaban en servicio de vigilancia por la población son requeridos por base para personarse en el domicilio arriba indicado por molestias de ruidos. Que personados en el lugar referenciado, se pueden escuchar repetidos golpes, al parecer efectuados con algún objeto contundente por la fuerza de los mismos, sin poder determinar en un principio la procedencia de éstos. Que una vez descartadas todas las posibilidades lógicas de la procedencia de los golpes, se desconoce por completo ésta, informando a la fuerza actuante que se trata de un caso un tanto desconcertante”.
Lo más sorprendente es que después, durante la madrugada del 20 de junio de 1999, con dos periodistas como testigos, realizando un reportaje de televisión para el Canal 9, Cristina Valles y Teresa Roch, para el programa Punt de mira, pudieron ver cómo las paredes sonaban solas y los objetos se movían como impulsados por manos invisibles. Dos invitadas por la familia para presenciar una sesión espiritista, dirigida por una médium, que cuando entró en trance los fenómenos incrementaron su virulencia. De todo ello quedó un parte policial que ha pasado a los archivos de la historia de la parapsicología española.
Estas personas pudieron vivir de primera mano los fenómenos que allí se producían; las persianas subían y bajaban en diferentes habitaciones donde no había nadie y se escuchaban fuertes golpes en las paredes.
Los fenómenos continuaban por lo que la madre del menor vuelve a dar aviso a la policía local, que no puede hacer otra cosa que volver a presenciar los mencionados fenómenos, incluso, al parecer, uno de los agentes decide salir a la calle por el temor que le daba lo que estaba viviendo.
Las cámaras estaban colocadas en lugares estratégicos para intentar grabar cualquier hecho insólito. Rodeada por todos los presentes, la médium entró en una especie de trance. De repente las persianas de la casa empezaron a subir y bajar sin que nadie las tocara, al mismo tiempo una golpes muy fuertes se dejaron sentir por toda la casa, fenómenos que quedaron grabados en una cinta Beta-Cam del Canal 9 de TV valenciana.
La médium tras indicar que no había podido hacer la limpieza espiritual que había, manifestó que el fenómeno estaba originado por un espíritu, y que no encontraba la solución para ese caso. Tras la marcha del equipo de reporteros, los ruidos continuaron por espacio de dos horas, momento en que Manuela Ledo tronaba a solicitar de nuevo los servicios de la Policía Local levantina.
Cuando llegaron los agentes se encontraron con una situación tragicómica, tal como quedó constado en el informe policial del día 20 de junio de 1999, firmado por los agentes números 70L, 703, y 104, en el que se hacía constar lo siguiente : “Que continuando con el parte de intervención por ruidos extraños en la vivienda pta núm 2 se solicita mediación de esta policía local con la finalidad de garantizar ante dos señores citados por una señora presente en la vivienda ,que sus pretensiones tienen sentido y son lógicas. Según la señora, que finalmente no fue filiada, se muestra como médium entre los presentes, manifestando haber citado momentos antes a dos vecinos no residentes en la finca, hijos éstos de una anciana que hace años falleció y que según la médium su espíritu no descansa. En la mesa del comedor se observó una zafa con un líquido blanquecino del que se frotaba la vidente los brazos mientras conversaba con los actuantes. Y recortes cuadriculados de letras, al parecer el alfabeto completo. Dado que se entiende estas prácticas y no observar violencia alguna – explica el atestado oficial- se optó por abandonar la vivienda a la espera de los hombres citados…”
El desconcierto fue el detonador común en las dos intervenciones que se realizaron en Xirivella y como afirmó extraoficialmente uno de los miembros de seguridad:
“nosotros frente a este tipo de cosas no tenemos solución, es más, es la primera vez que lo veo (…) Incluso uno de mis compañeros estaba tan impresionado que tuvo que salir a la calle porque le daba pavor todo lo que estaba sucediendo.
A partir del 21 de junio de 1999, el misterioso fenómeno desapareció de la misma forma como había surgido, sin que nadie hubiera encontrado una explicación de los hechos.
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