El vudú es una de las formas religiosas más antiguas que se originó en el oeste de África en tiempos desconocidos y desarrollado por la influencia de los católicos romanos, el misticismo y la espiritualidad. El significado africano de la palabra vudú es “espíritu o misterio”. Pero erróneamente a la creencia popular, la idea originaria de la práctica del vudú era la de sanar espiritualmente. Los practicantes del vudú describen su religión como una búsqueda de sus raíces ancestrales y la utilizan para buscar la sabiduría a través de la consecución de un nivel superior de conciencia.
Historia del vudú
El vudú entró en los ámbitos de la sociedad occidental mediante el comercio de esclavos de África occidental, alrededor del año 1510, cuando millones de nigerianos de Gambia, Ghana y otros fueron llevados a trabajar a las plantaciones de América, en algunas partes del Caribe y América del Sur. Subyugados y despojados de toda la humanidad por parte de sus amos, muchos encontraron consuelo y esperanza en sus creencias religiosas, que sirvió para darles un sentido interno de libertad. Cuando los africanos llegaron al Nuevo Mundo, se encontraron que sus creencias religiosas entraron en conflicto con la de sus amos, y como resultado se les prohibió practicar abiertamente su religión. Los amos europeos creían que mediante la separación de las diferentes tribus crearían la diversidad, en una simple estratagema para evitar la comunicación entre los esclavos y así evitar la rebeldía. Pero esta estrategia fracasó completamente, los africanos, a pesar de ser de diferentes países, diferentes tribus y de diferentes lenguas fueron capaces de encontrar los elementos comunes en su religión mediante la adopción de las idiosincrasias de cada uno dentro de sus prácticas religiosas.Se vieron obligados a practicar el cristianismo, que se incorporó a sus propias prácticas. Ellos encontraron que la forma en que sus maestros practicaban su religión, es decir, el catolicismo, no era tan diferente a la manera en que ellos mismos practicaban su propia religión. Por ejemplo, en ambas se utilizaban inciensos, vestidos con trajes durante su adoración y rezaban a sus santos pidiéndoles que intercedan en su nombre. En Nueva Orleans, uno de los lugares más calientes en la práctica del vudú, hay una próspera comunidad de adoradores del vudú que se estima cerca de un 15% de la población. El enriquecimiento de la práctica del vudú en Nueva Orleans comenzó con la llegada de los dueños de las plantaciones haitianos que buscaron primero refugio en Cuba durante la revolución haitiana. Pero no fue el refugio seguro que esperaban, así que se trasladaron a Nueva Orleans, llevando consigo a sus esclavos, quienes compartían sus creencias. En la actualidad, el vudú que se practica no es la versión más pura que se conoce. De hecho, es un conjunto de cultos ancestrales, magia popular africana-europea y la influencia de los indios taínos (indígenas de la región del Caribe), cuyas prácticas de curación se convirtieron en una parte importante del culto, conocido hoy en día como vudú.
El vudú y la Mágia Negra
Hoy en día el uso del vudú se asocia con la magia negra, pudiendo causar estragos en la vida de una persona con el mero objetivo de la destrucción de cualquier aspecto de la vida, creando problemas familiares, tensiones, fobias innecesarias, afectando negativamente a los niños, creando problemas de salud crónicos, destrucción de la paz mental, e incluso causar muertes no naturales en circunstancias extremas.
El uso del vudú junto con la magia negra no sólo afecta a las circunstancias y perspectivas del futuro de una persona, sino que también le priva materialmente de todo a lo que estaba destinado, además de problemas que pueden llegar a afectar a la psique de la víctima, de tal manera que uno pueda llegar a perder la fuerza de voluntad y la energía mental para poder salir de la situación siniestra y no tener ningún deseo de vivir. Uno de los hechizos más conocidos atribuidos al vudú y la magia negra es el de convertir a las personas en “zombis”. Se dice que este ritual es realizado por personas conocidas como “bokor”, un brujo con capacidad de hacer el mal.
Muñecos de vudú
Entre la población de esclavos en Luisiana durante los siglos XVIII y XIX, la imagen de la magia mediante muñecos era común. Muñecos arcaicos unidos con tripa gato o bramante y pegado con alfileres o espinas de pescado fueron descubiertos en varias plantaciones de Luisiana. Algunas de estas formas figurativas encontradas entre la población esclava dio a luz un sorprendente parecido con los propios muñecos Africanos. Las figurillas eran estéticamente provocativas producidas principalmente en las regiones más bajas de África occidental de Benin y Togo. Estas figuras eran conjuntos artísticos, así como objetos mágicos, y que a menudo tienen una variedad de elementos conectados a la propia figura, como artículos personales, ropa, cuerdas o clavos usados para activar su poder e invocar al espíritu.
Los muñecos de vudú eran algo más que simples objetos mágicos, sino que también tenían un papel psicoterapéutico. Tradicionalmente, el muñeco se creó en respuesta a las necesidades específicas, y se cree que ayudaba a las personas influyendo en los acontecimientos de sus vidas para fines positivos o negativos. En la actualidad, los modernos muñecos de vudú se llevan a cabo con un proceso de creación en el cual participa más de una persona. Por ejemplo, el artista crea el muñeco, el brujo activa energéticamente el objeto utilizado una serie de objetos personales, y el cliente lo utiliza. En Haití, existe otra forma de creación del propio muñeco mucho más amenazante. Los muñecos de trapo son creados y llevados a los cementerios para activar su poder. A veces estos muñecos de trapo son llevados a los cementerios y clavados en un árbol con un zapato viejo y un mensaje adjunto para actuar como mensajeros entre el mundo “real” y el espiritual.
El vudú en la actualidad
Hoy en día, debido a la crisis en la que está sometida nuestro planeta son muchas las personas que solicitan la ayuda de supuestos santeros que utilizan el ritual vudú, bendiciendo al muñeco y permitiendo que el poseedor del propio muñeco comunique con los espíritus de una forma directa, solicitando ayuda en el amor, las finanzas, asuntos familiares, etc… Pero el problema, es que estas prácticas no son siempre realizadas por “brujos” originarios o con experiencia, sino que desafortunadamente no tienen los conocimientos necesarios para manejar este tipo de energías, consiguiendo únicamente la destrucción mental, anímica y en algunos casos incluso económicamente a las personas que acuden a ellos como último recurso para poder solucionar sus problemas.
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