Parece mentira que durante todo el recorrido de la pagina, nunca hemos hablado de algo tan insólito como los estigmas. Pues es el momento de hablar de ellos
En algún momento de nuestra vida hemos oído hablar de los estigmas, siendo un tema de una gran controversia tanto para las comunidades religiosas, científicas o incluso para los investigadores paranormales. A lo largo de la historia se ha escrito mucho sobre este misterio, incluso ha sido adaptado a la gran pantalla. Sin embargo, va mucho más allá del sangrado en ciertos lugares del cuerpo sin ninguna razón aparente. Todo un misterio que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los más extraños e inquietantes fenómenos paranormales.
¿Qué son los estigmas?
Según las definiciones oficiales los estigmas son marcas en el cuerpo que supuestamente corresponden a las heridas de la crucifixión de Jesús, como según indica la Biblia, con especial atención en las marcas que se producen en las manos o los pies de la persona. Estigma es la forma plural de la palabra griega “stigma” que literalmente se traduce como una marca que se utiliza para identificar un animal domesticado. La palabra estigma generalmente se asocia a las marcas o heridas de Jesús, que proviene de la carta de Pablo a los Gálatas, en la cual se mantenía que él llevaba en su propio cuerpo las marcas de Jesús. Existen varios casos reales registrados de estigmas en personas que mostraban las cinco “santas llagas” que fueron infligidas a Jesús según la escritura de su crucifixión en la Biblia, que incluyen una herida en el costado de un torso de una lanza, en las manos y en los pies. Ocasionalmente, las heridas asociadas con la tortura de Jesús antes de la crucifixión como la corona de espinas o las laceraciones de la espalda también se han asociado a los estigmas. En algunos casos de estigmatizados, declararon un dolor extremo acompañando las heridas. Aunque en algunas ocasiones, las victimas dicen experimentar el dolor de los estigmas sin heridas visibles en el exterior del cuerpo. A estos casos se les conoce como estigmas invisibles. Sin embargo, una parte de las personas que sufren los estigmas tienen heridas que parecen no coaguladas sin ningún tipo de infección. En otros casos incluso afirman que la sangre de las heridas tiene un olor agradable como si se tratar de un perfume, que se asocia generalmente al olor de la santidad. Las causas de este extraño suceso tienden a variar de un caso a otro cuando se investigan por los médicos, científicos o religiosos. Sin embargo, los estigmas se han asociado a lo largo de la historia con la fe católica y la mayoría de los estigmatizados registrados generalmente son practicantes de órdenes religiosas católicas, aunque existen casos de personas completamente ateas.
A pesar de que los estigmas están comúnmente asociados al cristianismo y el catolicismo romano, los estigmas corporales también se han registrado en varias tradiciones religiosas. Entre la tribu Warao que viven en la cuenca del rió Orinoco en Venezuela, las personas que meditan con los espíritus místicos pueden ser pasibles de heridas abiertas en las palmas de las manos. Las formas de los estigmas son frecuentemente representados en el arte budista como un aspecto común de algunos viajes en el budismo.
La ciencia y los estigmas
La comunidad científica afirma que las causas de los estigmas son probablemente de naturaleza histérica, debido que la mayoría de las victimas tienden a ser extremadamente emocionales en el momento del suceso. También dicen que podría estar relacionado con los trastornos disociativos de identidad debido a una profunda creencia religiosa. Algunos médicos afirman que algunas personas que sufren de anorexia nerviosa a menudo pueden mostrar automutilación ya que forma parte de una acción ritualizada de un trastorno obsesivo compulsivo que se parece mucho a los estigmas. Algunos estudios psicológicos de los estigmatizados también muestran una relación general de los casos de estigmas y los trastornos de estrés postraumático que son lo suficientemente graves como para causar la auto-mutilación inconsciente, en particular si la persona tiene un nivel anormal de sugestión de las experiencias de vidas anteriores o de información adicional. A veces, las heridas son claramente hechas por medios externos, como las personas que desean sufrir el dolor de Cristo como una forma de profunda piedad religiosa o incluso marcas accidentales que se creía erróneamente que formaban parte de los estigmas. Cabe decir que la comunidad científica niega la existencia de cualquier fenómeno como los estigmas, posesiones, etc… aunque no tengan ningún tipo de explicación para el fenómeno.
San Francisco de Asís y el Padre Pio
El primer caso registrado de estigmas fue el de San Francisco de Asís. Dos años antes de su muerte en 1.224 partió en un viaje al monte La Verna, para ayunar durante cuarenta días. Una mañana mientras rezaba, un ángel supuestamente se le aprecio. Francisco fue capaz de ver que el ángel fue crucificado mientras se le acercaba. Al ver la forma del ángel crucificado, Francisco quedó tristemente sorprendido, mientras su corazón se llenó de alegría por haber sido elegido especialmente para una visita angelical, pero con una gran tristeza a la vez, por haber sido testigo de ver a un ángel mutilado. Una vez que el ángel desapareció, según los escritos, Francisco tenía heridas en los pies, en las manos y el costado, como si hubiera sido dañado por una lanza en el mismo costado donde fue herido Cristo. El primer biógrafo de San Francisco de Asís, Tomás de Celano, escribió sobre el incidente en su publicación de la vida de San Francisco. Pero para variar, la ciencia moderna investigó en los síntomas de San Francisco, diciendo que lo más probable era que sufría de malaria, con una grabes hemorragias.
Otro caso importante fue el de Francesco Forgione, más conocido como Padre Pio, nacido el 25 de mayo de 1.887 en Pietrelcina, Italia. El Padre Pio fue famoso por sus supuestas capacidades psíquicas, que iban desde visiones hasta la bilocación. En 1910, Francesco fue ordenado sacerdote y llegó a ser conocido en el mundo como el Padre Pio. Fue en ese momento que el Padre Pío empezó a experimentar su primer estigma. Él mismo escribió:
“Entonces algo sucedió anoche que no puedo ni explicar ni entender. En el medio de las palmas de las manos una marca roja apareció, aproximadamente del tamaño de una moneda, acompañado de un dolor agudo en medio de las marcas en rojo. El dolor fue más pronunciado en el medio de la mano izquierda, hasta el punto de que todavía puedo sentirlo. También bajo mis pies puedo sentir algo de dolor.”
El Padre Pio se sentía avergonzado por las heridas visibles de los estigmas. Solía rezar para que las heridas visibles desaparecieran. Esto refleja por qué habitualmente utilizaba guantes, para evitar mostrar las heridas. Los estigmas del Padre Pio iban y venían, pero el 20 de septiembre de 1918, los estigmas se le quedaron marcados durante los últimos 50 años de su vida. Los estigmas del Padre Pío se convertirían en el centro de la discusión entre creyentes y escépticos. Fue visitado por muchos médicos, pero ninguno pudo diagnosticar la causa. Sus heridas se caracterizaron porque al parecer desprendían una fragancia. Pero el Padre Pio no era muy querido por la Iglesia Católica, fue acusado de locura, de tener relaciones sexuales con mujeres, uso indebido de fondos de la iglesia y sobre todo que sus estigmas fueron auto-inducidos con ácido carbólico, sólo para obtener la fama. Incluso la Santa Sede afirmó que los acontecimientos que le estaban ocurriendo al Padre Pio no eran de origen divino. Pero no fue hasta después de 1934 que el Vaticano decidió pensar que el Padre Pio podría tener ciertas cualidades de una naturaleza divina. De hecho, el Padre Pio fue escuchado por el padre Karol Jozef Wojtyla en 1947. Wojtyla se convertiría en el futuro Papa Juan Pablo II.
Dejando aparte las ideas religiosas, la aparición de los estigmas se dice que conlleva mucho sufrimiento, además que los estigmatizados se encuentran con el rechazo y la desconfianza de la opinión publica. Y con el paso del tiempo siempre perdura la misma pregunta: ¿es un fenómeno psicológico como lo que sugiere la comunidad científica?, o por el contrario ¿estamos ante un verdadero misterio divino?
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