No hace mucho hablábamos de casas malditas, con el edificio tres forques de Valencia como ejemplo de casa o edificio malditos bien, hoy os vamos a contar porque la mansión Atherton es considerada una de las casas malditas mas famosas de Estados Unidos
La Mansión Atherton situada en el centro de Atherton (California), posee una curiosa e inquietante historia que la ha llevado a estar entre las casas malditas más famosas del mundo.
Su historia comienza en 1834, con el viaje de un comerciante de Massachussetts llamado Faxon D. Aterthon a la ciudad chilena de Valparaíso. En ella Aterthon, se dedicó a la compra venta de alimentos, cuero y sebo entre otros productos, pudiendo así amasar una pequeña fortuna. Será aquí donde conocería a su futura esposa Dominga de Goñi, con quien contrae matrimonio en 1843. Fruto de su unión tendrían siete hijos, uno de los cuales, George H. Bowen, estuvo casado con la historiadora y biógrafa americana Gertrude Frnaklin Horn.
En el año 1860 la familia se traslada a los EEUU y Atherton continua con sus negocios en California, con tanto éxito que pronto se convierte en uno de los hombres más ricos de la costa del Pacífico. Parte de este dinero lo invertiría en comprar una finca a las afueras de la ciudad de Fair Oaks, a la que dio el nombre de Valparaíso Park, en honor a la ciudad en la que conoció a su esposa y que pasó a ser la residencia familiar durante un tiempo. Curiosamente años más tarde Fair Oaks cambió su nombre al de Atherton en 1923 al existir ya una ciudad con ese nombre en Sacramento(California).
El estilo de vida de Atherton pasaba por largas temporadas de viajes, así como un gusto desmedido por las mujeres, lo cual se tradujo en una situación muy complicada para su esposa, la cual tuvo que hacerse cargo de todas las responsabilidades de la finca y de sus hijos. Cuando Atherton fallece en 1877, Dominga decide dejar la finca y trasladarse al centro de la ciudad, donde edificó una mansión en el barrio de Pacifics Heights en el año 1881.
George Atherton, uno de los hijos de Dominga con la que vivía, estaba casado con una mujer cuyo carácter solía dejarle en evidencia sobre todo delante de su madre, quien le recriminaba su debilidad de carácter ante su esposa. La situación se fue tornando cada vez más insoportable hasta que George vio la salvación en un viaje a Chile, donde buscaría fortuna lejos de las presiones de su madre. Pero durante el viaje falleció debido a problemas renales que arrastraba desde hacía tiempo y a falta de un féretro en el barco en donde ponerle, el capitán decidió conservar su cuerpo dentro de un barril lleno de ron.
Y así fue como George volvió a casa, en un barril de ron que no contenía ninguna indicación o advertencia y que se conservó en la bodega de la mansión Atherton durante varios días, hasta que finalmente el mayordomo abrió el barril y se encontró el macabro hallazgo.
Al poco tiempo Dominga como su nuera Gertrude viuda de George, deciden abandonar y vender la mansión, en la que dicen han empezado a escuchar golpes en las paredes y a sentir frío en algunas de sus habitaciones, todo ello sin explicación aparente. Ambas aseguraban que el espíritu de George trataba de vengarse por los tormentos y tratos vejatorios que recibió de ellas en vida.
La casa pasó por las manos de varios inquilinos hasta la llegada de la excéntrica Carrie Rousseau, quien la compró en 1923 y residió en ella utilizando sólo la Sala de Baile, en la que dormía acompañada de sus cincuenta queridos gatos. Desde su fallecimiento en 1974, la mansión fue reconvertida en una serie de apartamentos, en los que más de un inquilino ha denunciado estas manifestaciones de frío sin explicación, el viento que sopla a través de espacios cerrados, las voces en la noche, y los sonidos que golpean.
La cantante Aurora Stand, inquilina de los apartementos, dijo al San Francisco Chronicle sentir un misterioso viento frío a través de su pequeño apartamento. Jerry Landewig, asistente dental, afirmó que un rap misterioso solía perturbarle mientras trataba de conciliar el sueño. Otro inquilino se mudó después de ser acosado por apariciones fantasmales.
Una sesión de espiritismo realizada por Sylvia Brown identificó varios espíritus activos en la casa. Tres eran espíritus femeninos y un espíritu masculino “frágil”. Ella cree que la casa todavía está perseguida por los fantasmas de Dominga de Goñi, George y Gertrude Atherton, así como el de Carrie Rousseau.
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