“Lo maravilloso” es un término que utilizan algunos historiadores para referir ese componente mágico del mundo que, de un modo u otro, se ha ido erradicando con la modernidad. Los bosques medievales, donde vivían brujas y unicornios, se fueron transformando en las antípodas, en las islas de las especias y el gigantesco mar océano, lleno de innumerables criaturas antediluvianas.
En el siglo XX ya quedaba poco por explorar. El ocultismo, regiones como el Triángulo de las Bermudas y las apariciones de ovnis, entre otros, son fenómenos de lo “maravilloso” que siguen vigentes en la modernidad. Sin embargo, esto no resta importancia al hecho de que el mundo se ha hecho más pequeño y los misterios por resolver, así como las grandes regiones inexploradas, se reducen cada día más. De acuerdo con la ciencia moderna, podemos comprender los fenómenos de la tierra y predecir la existencia o no de ciertos objetos y criaturas por medio de lo que ya conocemos. ¿Estamos condenados, entonces, a vivir en un mundo en el que todo ha sido explorado?
Seguramente no. Además de las cosas arriba mencionadas, existe un mundo nuevo, en gran parte inexplorado, sobre el que aún falta mucho por descubrir. Este universo no existe en el mundo físico, sino como entidad digital: hablo de Internet y, dentro de él, de aquellos dominios conocidos popularmente como la “Deep Web” (Web profunda).
La Deep Web se define como todos los elementos de la red que no se encuentran indexados, es decir, que no aparecen en buscadores como Google, Yahoo, o Bing. Para acceder es necesario conocer directamente el dominio de la página y escribirlo manualmente en el navegador. La cantidad de información en la Deep Web se desconoce pero, de acuerdo con diversas instituciones, supera largamente a la información de la “Web superficial”.
Veamos. En el año 2000 se calculó que la Deep Web era entre 400 y 500 veces más amplia que la web superficial, es decir, daría cuenta de más del 99% de todo Internet. Actualmente se afirma que apenas 4% de los datos se encuentran indexados, lo que significaría que la Deep web es alrededor de 30 veces más grande que la web superficial. Estos cálculos son aproximados, pero nos indican que la información oculta (la mayoría de las veces de forma deliberada) es mucho mayor a lo que supondríamos. La metafora del océano, donde los buscadores son una red de una barca en la superficie (capaz de brindar apenas un puñado de los peces que allí habitan) es bastante acertada.
Al igual que el océano, podríamos decir que existen “niveles” en internet: grados de profundidad en los que, a más abajo, más riesgos, más secretismo, pero también más importancia. De acuerdo con diversos portales, podríamos dividir internet en 6 o 7 niveles:
Los primeros 3 niveles (0, 1 y 2) representan, esencialmente, aquello que existe en los servidores ordinarios (indexados) y se clasifica de acuerdo a popularidad, legalidad y cantidad de acceso. En el nivel 0, por ejemplo, encontramos portales como Youtube, Facebook o Wikipedia, que todos conocen y a los que saben como acceder. En el nivel 1 estarían páginas como esta (menos conocidas pero de fácil acceso) que tienen información algo menos común. También podríamos encontrar portales como reddit o servicios de mail temporal (e, incluso, podríamos tener aquí los servidores de las universidades).
El nivel 2 representa la parte “oscura” de la web superficial. Portales como 4chan, videos en Stream, porno grotesco, páginas gore y semejantes hacen parte de este nivel, pero la mayoría son completamente legales y, cuando no, suelen ser clausuradas por las autoridades. Hasta aquí basta con un navegador ordinario para acceder a las páginas y los peligros, aunque siempre presentes, son más bien pocos.
A partir del nivel 3 las cosas comienzan a tornarse un poco más oscuras. En este punto se requiere de un proxy para acceder a las páginas que incluyen todo tipo de información, pornografía ilegal, centros de hackeo y toda una plétora de portales dedicados a información (real o ficticia) sobre todo tipo de asuntos. En este nivel se quedan la mayoría de personas que visitan el portal, y es recomendable el uso de Tor para evitar que alguien pueda rastrear tu IP y apoderarse de tu información.
En el 4 nivel las cosas se ponen interesantes, porque aparece toda una sección del mercado negro donde se negocia información, identidades, drogas, servicios de hackeo, de sicariato, entre otros. Todo tipo de asuntos suceden en este punto, y alguien con el dinero y la astucia suficiente se supone que puede encontrar lo que sea en este nivel. Por supuesto, el Bitcoin es la moneda oficial de la zona, y es aquí donde se encontraba la célebre “ruta de SEDA” (Silkroad), uno de los portales de distribución de drogas más famosos y reconocidos a nivel mundial (los Estados Unidos lo cerraron en el 2012 y, de nuevo, en el 2013, no se sabe si alguna versión sigue en funcionamiento).
A partir de aquí, todo se vuelve nebuloso. Las teorías de computación cuántica, la información clasificada de las agencias de inteligencia y el acceso a información secreta siguen en la lista, pero muy pocos, que se sepa, han superado este nivel. El desconocimiento ha generado todo tipo de leyendas sobre lo que se encuentra en los niveles 5 y 6 de la Deep Web (y la existencia de otros), la más reconocida de las cuales es la de la Web de las Marianas. Pero esta merece un artículo por sí misma.
En conclusión, la Deep Web es el lugar más oscuro de Internet. Entre miles de páginas pornográficas, alguien capacitado podría encontrar secretos de estado, proyectos clasificados o incluso tecnologías desconocidas… pero nadie sabe a ciencia cierta qué hay aquí. Y tú, ¿Serías capaz de entrar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario